Nota del director

18 años de independencia

Este periódico empezó a circular el 23 de enero de 2006. Desde entonces, han sido muchas las vicisitudes que hemos tenido que superar, en particular de índole económica, para mantener a flote este proyecto, con el único propósito de analizar y comentar la actualidad con absoluta independencia.

De hecho, aunque en estos dieciocho años hemos tenido un escaso respaldo publicitario, hemos logrado sostener y consolidar un medio sin ataduras, ajustado a los principios de libertad y transparencia que nos han guiado desde el número cero. También hemos sido objeto de censura cibernética y ataques en redes sociales propiciados por dirigentes, activistas e influenciadores políticos de todos los extremos ideológicos y de todos los ismos, poco tolerantes a la crítica.

En los años recientes, la situación del periodismo en general se ha complicado demasiado; la prensa se ha convertido en el blanco predilecto de populistas de todos los colores, y las dificultades son cada vez mayores, tal y como lo registra un reciente documento del Reuters Institute, según el cual, el año pasado, se perdieron en los medios de Estados Unidos unos 20.000 puestos de trabajo (no sólo periodísticos); una cantidad seis veces superior a la de 2022. Además, según el mismo informe, en ese país cada semana se cierran entre dos y tres periódicos locales. 

En Colombia, la situación no es menos procupante, sobre todo con medios alternativos e independientes, como es el caso de Un Pasquín. Sin embargo, no nos damos por vencidos, pues consideramos que la publicación de este periódico es un deber cívico, en un país que necesita opiniones libres, variadas, abiertas, disruptivas y, por qué no, incómodas. 

Aquí seguimos.  

Vladdo

Ecuador, en la guerra de las drogas

Por Ricardo Sánchez Ángel
Profesor Emérito, Universidad Nacional

Bajo los gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso se aceleró el proceso de colombianización del Ecuador. El nuevo presidente Daniel Noboa mantiene la continuidad de esta dinámica sociopolítica. La actual ola criminal es un capítulo de esta historia a caballo de dos siglos. 

Es una película la que se está repitiendo de violencia carcelaria con sus fugas y masacres, bombas a sitios públicos como escuelas y hospitales, quema de carros, asesinato de policías, asesinato de periodistas y también de manera destacada el asesinato de candidatos presidenciales, generando el caos y el miedo al igual que, secuestros y reclutamiento de jóvenes hacia el sicariato. Todo esto, como en Colombia y en México. La respuesta en esta película es la misma: militarización y guerra por parte de la fuerza pública con los centenares y miles de muertos, sometimiento de la población a un estado de guerra permanente y postración de las energías sociales y culturales del país con la sombrilla de la justicia global y la guerra contra las drogas ordenada por los Estados Unidos.

Los tres gobiernos tienen unos rasgos unificadores de su personalidad: acogimiento a la política de “guerra contra las drogas”, ya que Ecuador se consolidó como un epicentro del tráfico internacional de las economías ilícitas. De manera clara, se da la extensión del crimen organizado desde Colombia, con su amplia frontera terrestre y marítima hacia el Ecuador (El Putumayo, Nariño y el Océano Pacífico). Lo que facilita a los ya integrados carteles mexicanos en el negocio en Colombia, su presencia.

El problema ecuatoriano es internacional
pero no se resuelve con el intervencionismo
de los Estados Unidos

En el Ecuador se operó un desmonte de lo social, con graves consecuencias en las condiciones de vida. Se destruyó una buena parte de la institucionalidad democrática. Se aplicó la doctrina del neoliberalismo del estado mínimo, incluyendo los organismos de inteligencia para la seguridad.

El hermano país, es vibrante en su quehacer, popular y democrático con las resistencias indígenas, sociales y barriales, que han confrontado las avalanchas reaccionarias, exhibiendo un pleito social que concreta las reivindicaciones históricas de la gente del común. Sobre esas realidades gravita la guerra contra las drogas y las violencias del crimen organizado.

El problema ecuatoriano es internacional pero no se resuelve con el intervencionismo de los Estados Unidos quienes están actuando como un protectorado que amenaza con presencia directa de tropas y personal de guerra en mar, tierra y aire. A Ecuador hay que mirarla en el espejo de Colombia y México, con su legado de crímenes, corrupción, guerra y desolación. Pese a ser estos países grandes en la geografía y con Estados más fuertes, han fracasado en la guerra contra las drogas e instaurado un genocidio permanente.

En conjunto nuestra América, está narcotizada, corrompida e inscrita en la guerra contra las drogas, cuya demanda más cuantiosa la generan los Estados Unidos, con su opulenta sociedad del consumismo y el espectáculo. La marcha de las drogas ilícitas se extiende hasta la Argentina donde el nuevo gobierno neoliberal de Javier Milei quiere imponer su plan de liberalización económica y autoritarismo estatal. Tales medidas, propician el blanqueamiento de los capitales mafiosos en forma fluida, la desregularización de la economía y la sociedad con la destrucción del tejido social. A Argentina que vive un momento de represión estatal, pero de resistencia proletaria y juvenil, la quieren convertir en una olla podrida de las mafias y un escenario de la guerra contra las drogas siguiendo el camino de Colombia, México y Ecuador.

Colombia y Ecuador viven una dinámica integradora de problemas y soluciones que comenzó con las guerras de independencia de España y la Gran Colombia y se frustró con las políticas endogámicas de las sociedades oligárquicas. Se dinamizó en distintos momentos con la economía del contrabando y los flujos migratorios entre los dos países hasta el drástico proceso de integración de la sociedad criminal que estamos viviendo. Ésta es la paradoja histórica, tenemos un saldo positivo que debe protocolizarse, somos colomboecuatorianos, igual que venezolanos. Tenemos una común nacionalidad social que debe extenderse a una nacionalidad jurídica y a una ciudadanía conjunta. Se trata del imaginario de una nueva Gran Colombia.

Repito lo planteado en artículos anteriores, hay que domesticar las drogas malditas, legitimando el debate sobre la legalización y la reforma de la Convención de Viena sobre las drogas ilícitas.  

 

La inútil declaratoria de guerra no-guerra

Por Juliana González Ríos
Analista Política; Máster en Políticas Públicas y Economía para el Desarrollo.
@JuliGo4

Regresan los reflectores a la guerra de Yemen. Pero no por los once millones de menores yemeníes que dependen de la ayuda humanitaria, o porque allí cada diez minutos muere un niño o una niña por causas prevenibles, de acuerdo con datos de Unicef. Este conflicto tiene sumido al país más pobre de la región en una espiral de hambruna, pobreza y una serie de trastornos sociales como el matrimonio o el trabajo infantil para salir de la miseria, aunque solo la perpetúe. Las milicias hutíes, uno de los actores en la guerra civil yemenita que desangra al país, ha dado un salto en su internacionalización, al declarar su solidaridad con la milicia islámica Hamás en su ataque contra Israel y Occidente. Por esta razón aprovechan su control sobre el estrecho de Mandeb para atacar embarcaciones comerciales que transitan la ruta entre el Mediterráneo y el océano índico. Ante los ataques, el secuestro de una tripulación y el desvío de las rutas marítimas para evadir el paso por el mar Rojo, Estados Unidos y Reino Unido decidieron contraatacar. ¿Para qué? Aparentemente por defender sus propios intereses comerciales en la región. Pero esa contraofensiva no ha logrado hacer retroceder a los hutíes o detenerlos. ¿Quiénes son los hutíes? Son un grupo chiita respaldado por Irán que lleva más de 20 años luchando por el control de Yemen. Sus ataques contra navieras comerciales que ya superan los treinta en estas últimas seis semanas forman parte de un esfuerzo por presionar a Israel para que permita la entrada de más ayuda humanitaria en Gaza.

Pese a la barbarie que ejecutan contra su propio pueblo, los ataques de Washington y Londres a objetivos yemeníes, entre ellos el puerto de Hudaida, ha fortalecido la reputación de los hutíes. Internamente, porque los daños contra el puerto tienen un impacto en la entrada de las importaciones y de la ayuda humanitaria, vitales para la sobrevivencia de la población. La respuesta de Estados Unidos y Reino Unido contra los hutíes permite que esta milicia acuse de la hambruna y de la catástrofe a las fuerzas foráneas. Crean así un chivo expiatorio, que ya había hecho méritos en la región y que en particular en Yemen se asocia con el rol de proveer logística a la coalición de países encabezados por Arabia Saudita que apoya al gobierno de Yemen, su némesis en el conflicto interno. 

La respuesta de Estados Unidos y
Reino Unido contra los hutíes permite
que esta milicia acuse de la hambruna y
de la catástrofe a las fuerzas foráneas

Otra arista geopolítica resulta en debilitar a Arabia Saudita en su intento de normalizar las relaciones con Israel. Ya lo hizo el golpe terrorista de Hamás contra Israel; lo bordó la respuesta israelí en la Franja de Gaza que deja decenas de miles de muertos gazatíes y más de un millón de desplazados, y ahora lo remata el ataque de las embarcaciones comerciales.

Lejos de desescalar la situación, la entrada de los hutíes al conflicto deja varios perdedores: la amenaza de expansión regional del conflicto pende de un hilo. Los ataques al comercio internacional vienen a lastrar la inflación, porque genera un cuello de botella en la cadena de suministros, a fuerza de que los cargueros y los petroleros deben pasar más tiempo en el mar hasta llegar a su destino. 

Pierden Estados Unidos y Reino Unido, y por transitividad Occidente, porque los ataques quirúrgicos contra posiciones hutíes no le hacen ni cosquillas a esta milicia. De hecho, sus máximos líderes han declarado que se mantendrán en pie de guerra y que no bajarán la intensidad de sus ataques. Al final, no tienen nada que perder, ya en el pasado los bloqueos aéreos y marítimos de la alianza internacional liderada por Arabia Saudita se han mostrado ineficaces para desarticular o debilitar a los hutíes. 

Al final del día quienes pagarán el precio más alto seguirán siendo en primera línea los yemenitas, quienes verán agudizar sus muertos y desnutridos, y atravesarán el umbral de otra década perdida en una guerra que tiene sumido a este país en una de las mayores crisis humanitarias de nuestro tiempo.   

Para dónde va Ucrania

Por Mario Quadros, Jr.
Ingeniero civil

No existe más la diplomacia en la política exterior de Estados Unidos. Años de dominio en el mundo los acostumbraron a lo que Noam Chomsky define como: «What we say goes». La diplomacia americana se resume en bombardeos, presiones, amenazas, golpes de Estado y últimamente en las revoluciones coloridas. Joe Biden es uno de los peores presidentes de la historia. Ha sido un halcón, un Bush III, o un Dick Cheney II. Logró ser peor que Donald Trump, que hoy tiene su retorno a la Casa Blanca casi asegurado. Su único impedimento es la justicia, la cual está siendo usada, de la misma forma que fue usada en Brasil, para impedir la candidatura de Lula, causando serio daño a la democracia.  

Empecemos por los hutíes, bloqueando el 90% del tráfico por el Canal de Suez, en respuesta a los bombardeos de Israel sobre la población civil palestina en Gaza y Cisjordania. Biden, de inmediato, abrió otro frente de conflicto bombardeando a Yemen. Usar la diplomacia para conversar con Irán es imposible. Los canales se cerraron. Después de firmar un acuerdo con Irán, respaldado por las grandes potencias y el mundo entero, y de estar este andando, EE.UU. simplemente hizo trizas el documento firmado y lo tiró a la basura, cumpliendo así con las exigencias del lobby de Israel.

Con Rusia, EE.UU. tampoco puede hablar; menos ahora que está perdiendo la guerra en Ucrania.  Veamos el pasado. En el 2007, Putin, en la Conferencia de Seguridad de Múnich dejo claro que su país es independiente y que no iba a aceptar el unilateralismo, el control de un país sobre el mundo. En su presentación, el presidente de Rusia aclaró que la Carta de las Naciones Unidas se basa en el multilateralismo, y que debe ser respetada. Preguntó, aún en ese entonces, cuál era la intención de la expansión de la OTAN, más concretamente a la frontera de Rusia, a través de Ucrania y Georgia, que el gobierno de Bush, en ese entonces, planeaba. Si la OTAN es una organización para la defensa, creada para contrarrestar el Pacto de Varsovia, el cual había dejado de existir, cuál era entonces la finalidad de esta expansión, comprometiendo la seguridad de su país. Rusia no lo va a aceptar jamás, confirmó Putin. Con esto, Putin previno, en aquel 2007, el conflicto que se dio en 2022.

Lo interesante del video del discurso de Putin del 2007 (disponible en YouTube en español) es ver la delegación de EE.UU., que incluía a Robert Gates, secretario de Defensa de Bush, al senador John McCain y a Victoria Nuland, burlándose de las palabras del presidente de Rusia. En ese ese momento EE.UU. barajaba y repartía las cartas. Pero en mi tierra se acostumbra a decir, «quien ríe de ultimo, ríe mejor». Ahí estamos viendo el resultado en Ucrania. Victoria Nuland es hoy subsecretaria de Estado. Fue la promotora y coordinadora del golpe en Ucrania de 2014, que derribó el gobierno prorruso y provocó la reacción inmediata de Putin, retornando Crimea a Rusia.

Con China las relaciones son pésimas. El gobernador de California tuvo que viajar a Beijing, a solicitar personalmente a Xi Jinping que asistiera a la Conferencia de Países del Pacífico en San Francisco. El Presidente de China se excusaba para no tener un encuentro con Biden. Está cansado de las promesas incumplidas y del doble juego que se practica en lo referente a Taiwán. El objetivo de la política exterior de Biden sobre este tema es también hacer trizas los acuerdos firmados por Nixon, en 1974, donde se reconoce que existe una sola China y que Taiwán es parte integral de su territorio. No los hace trizas aún porque sabe que, al otro día, China invade la isla y EE.UU. no puede hacer nada al respecto, porque no tiene el poder militar para responder. Pero siguen las provocaciones, suministran armas a Taiwán, etcétera… ¿Qué buscan ? ¿Otro conflicto? ¿Otra derrota militar segura ? 

Conclusión: no hay más diplomacia en EE.UU. Biden, Bush, Dick Cheney o Victoria Nuland, como se puede ver, son todos de la misma línea. Estamos en manos de esta clase de gente, sin preparación y hasta ignorantes. Incapaces de entablar un diálogo honesto de alto nivel para ayudar a tener un mundo mejor, que está en proceso de construcción. Su visión es colonialista, la de un mundo que ya no existe y que no va a volver a existir. Por eso están siendo derrotados. 

El periódico de ayer

Por Leopoldo Villar Borda
Periodista

Hernando Santos solía repetir el célebre dicho de que no hay nada tan viejo como el periódico de ayer. Esta afirmación cobraba especial significado en los labios de uno de los periodistas más destacados de Colombia, que ocupó durante 18 años la dirección de El Tiempo después de ejercer durante casi cuatro décadas distintas posiciones en el diario hasta compartir con su hermano Enrique la jefatura de redacción por más de 25 años.

Aquella frase es un apotegma del periodismo en todas partes, pero en Colombia entraña especial sentido por la sucesión interminable de hechos escandalosos que se desplazan unos a otros con la velocidad del rayo, impiden concentrar la atención y despojan a las noticias de la capacidad de causar la sensación que cada una de ellas posee individualmente. Esta realidad, sumada a la aparición de las redes sociales, ha privado al periódico impreso del privilegio de ofrecer a sus lectores la chiva, la novedad de última hora, la noticia actualizada que durante muchos años fue su principal justificación. En su reemplazo el lector encuentra las notas de opinión, las crónicas y las entrevistas con las que el diario tradicional se defiende de la amenaza de ser irrelevante por viejo. Hace mucho que los periódicos dejaron de marcar la agenda noticiosa de manera que su contenido proporcionaba material a los medios de la radio y la televisión para producir sus propios programas noticiosos. 

Esta situación suscita varias reflexiones de fondo sobre la fugacidad de las noticias y de los propios hechos. Son innumerables los acontecimientos que un día preocuparon o fascinaron a toda la población, pero cuyo recuerdo se pierde en el mar de textos que reposan en los archivos periodísticos como cadáveres de cosas y hoy no significan nada. Este olvido tiene que ser motivo de frustración para quienes dieron testimonio de un hecho memorable en su momento y luego vieron que aquel acontecimiento no siguió despertando interés ni curiosidad, como si no hubiera ocurrido. Algo parecido, pero en un nivel más alto, deben experimentar los escritores que buscan encontrar sentido a la vida, conocerse e interpretar su entorno, con lo cual prestan a sus congéneres un servicio que no siempre es apreciado. Algunos podrán pensar que han perdido el tiempo, como el periodista cuya narración no tuvo eco suficiente; aunque de un libro no se podría decir que es inútil por ser viejo.

Estas consideraciones conducen a reflexionar sobre la relativa importancia de la escritura como medio de comunicación al compararla con la transmisión oral. Casi ninguno de los grandes exponentes de la sabiduría en la historia de la humanidad, como Sócrates, Confucio, Buda y Jesucristo, dejaron obra escrita. Por diversos motivos privilegiaron la palabra hablada como su medio favorito de expresión. Sócrates lo hizo porque deseaba que sus discípulos desarrollaran sus propias ideas. De Jesucristo se llegó a decir que no sabía leer ni escribir, aunque hay testimonio bíblico de que escribió una vez en la arena. En ambos casos, como en los de Buda y Confucio, fueron sus seguidores quienes pusieron sus enseñanzas por escrito. Gracias a esto hoy nos podemos beneficiar de ellas.

Lo irónico y trágico es que en la frenética sociedad moderna son muy pocos los que no viven abrumados por la catarata de información y desinformación que disparan los nuevos medios y no disponen del tiempo necesario para leer los libros que contienen enseñanzas e invitan a meditar sobre las cosas esenciales. Las noticias instantáneas y efímeras, verdaderas y falsas, han desplazado a los textos que alimentan la imaginación, ayudan a perfeccionar el lenguaje y construir nuevos conocimientos, favorecen la concentración y la empatía y ofrecen las mejores lecciones para la vida. Con mayor razón lo han hecho con el periódico de ayer.