Por Ricardo Sánchez Ángel
Profesor Emérito, Universidad Nacional
Leí con interés el artículo del expresidente César Gaviria en El Tiempo (13/12/2023), titulado: «La política exterior da un giro que va a hacer daño en el futuro próximo».
Tengo la inveterada costumbre de leer las propuestas de los jefes políticos para aprender sobre el rumbo de la situación, considerando lo que escriben con la mayor objetividad y sin dejar mis convicciones y criterios en el congelador, sino involucrándome en los debates políticos y académicos.
El tema de la guerra y la paz en Palestina no está para la siesta que viven los políticos colombianos que eluden el tema. Ni que decir los columnistas que reproducen la propaganda sionista.
César Gaviria se va de frente contra la política exterior del presidente Gustavo Petro de apoyo a Palestina, diciendo cosas equivocadas que es necesario puntualizar. Afirma que es un giro incomprensible de la política exterior el no condenar a Hamás y más bien convertirse en su principal defensor. Lo que hace el expresidente es desconocer la persistente propuesta de Gustavo Petro en Naciones Unidas y en Europa para realizar dos conferencias de Paz, la una sobre la guerra en Ucrania que enfrenta a Rusia con la OTAN y la guerra de Israel contra Palestina. Esto fue propuesto antes del atentado desesperado y condenable de Hamás del 7 de octubre contra israelíes, con un saldo de 1.300 muertos y 250 retenidos. Pero al momento de publicar su artículo el expresidente, ya Israel había masacrado unos 15.000 Palestinos y hoy estamos en 24.000. Es uno de los actos de barbarie más repugnantes de la historia que no puede relativizarse, apelando al recuerdo del oprobioso holocausto judío por los nazis en la segunda guerra mundial. Por supuesto, no es defendible el accionar de Hamás, pero estamos obligados a darnos las explicaciones, porque la invasión con genocidio de Israel a Gaza, no logra destruir a Hamás y más bien lo fortalece. Es sencillo entenderlo y se lo digo respetuosamente al expresidente: a pesar de las deformaciones fundamentalistas de Hamás, esta es una organización de liberación nacional contra la ocupación de Israel comenzada en 1948 con la Nabka a los palestinos.
No se debe utilizar como pretexto a Hamás, y es lo que propongo, por su accionar para eludir la condena explícita al genocidio palestino, exigir el retiro de Israel de los territorios ocupados y una conferencia de paz como lo dice el presidente Gustavo Petro, al igual que lo están haciendo otros jefes de Estado como el presidente Inácio Lula da Silva, de Brasil.
El señor expresidente y compatriota escribe algo que me conmueve: «y muchos temen que el intento de borrar a Hamás de la tierra lleve a acciones que violen el DIH».
¿No están violando masivamente el DIH incluyendo matar de hambre a los palestinos en Gaza? ¿No hay un saboteo abierto por parte de Israel a la ayuda humanitaria de la ONU en Gaza? ¿No son más del 50 por ciento los niños, las víctimas?. Además, se ataca al secretario general de la ONU, António Guterres, como vocero de Hamás y defensor del terrorismo, afirmación que repugna las conciencias libres.
Hay algo todavía por glosar, el anuncio de César Gaviria: «la indignación y enemistad del American Israeli Political Action Commitee, el más poderoso y bien financiado grupo del Congreso de Estados Unidos», que ha comenzado a presionar contra el proceso de paz con el ELN porque es una organización terrorista desde 1977. Pero Israel está negociando en las circunstancias actuales con el propio Hamás un canje de prisioneros. Le reprocho al expresidente que no repudie toda interferencia de nuestra soberanía de poderes internacionales y contra la Paz en Colombia. Y, más bien, invite a doblegar la voluntad soberana del país. La servidumbre voluntaria de César Gaviria estimula el miedo, cuando lo que necesitamos es ejercer la dignidad como nación que reclama la paz como su bien común esencial. Invito a César Gaviria y a todos los compatriotas a dar un respaldo, de acuerdo con la Constitución Nacional, al actual presidente, quien ejerce la representación de la política exterior. Política que coloca a Colombia en un lugar digno en la escena internacional en plena sintonía con el derecho de la paz.